Pasto: Ciudad sorpresa. La destapas y encuentras el típico “pastuso come pastuso”


Debe ser así en todas partes del mundo. O por lo menos debe haber una o dos personillas que te hacen tropezar para que ellos puedan pasar por encima de ti, pisotearte y ganarte, en lo que sea que hagas. Pero, ¿en Pasto hay solo uno o dos por oficina, puesto de trabajo o en el estudio? Según las puntuales estadísticas de las malas lenguas de mi gente conocida, en todos los gremios, desde los zapateros, ebanistas, panaderos, hasta los grandes y poderosos ingenieros y abogados, sin dejar pasar el gremio de los artistas (quienes tenemos el ego más grande que nuestras obras), no solo hay uno o dos, esta monda (como diría un amigo costeño) está plagada de ese tipo de gente. Terriblemente no solo nos pisamos los talones, nos atragantamos con el veneno de las lenguas viperinas y dañinas que buscan hundirlo al otro en lo más profundo de los abismos infernales. Desgracia infinita que nos toca en el pueblo chico. Pero la venganza y el odio no son el único mal. La envidia carcome a todo aquel que no puede llegar a Bogotá y se tiene que quedar aquí aguantando la pobreza y miseria de este pueblo lleno de víboras y anacondas. Sin dejar de lado obviamente el egoísmo, la falta de conciencia ciudadana y la poca conciencia del otro como ciudadano, características que atañan al pastuso promedio. Vaya descripción tan terrible… no es literal pero les juro que es la pura verdad. Lamentable situación.
Los lambemicas promedio que quieren tapar y aparentar buen comportamiento ante los ojos del mundo (sobretodo ante los rolos y paisas) dirán que es mentira y que solo quiero ver arder mi tierra porque no valoro mi ciudad y la menosprecio. ERROR, como amo mi ciudad y quisiera verla prospera y abundante creo rotundamente en que se debe hacer algo ¡radical! Y lamentablemente el quemarlos en una hoguera comunal de odio no se puede, esos poderes solo los tiene la iglesia católica. ¿Desearles el infierno por arruinar Pasto? No tendría gracia adivinarles el futuro de sus almas.  ¿Dejar pasar esto y seguir aguantándonos los unos a los otros como os manda el señor? Tampoco. ¿Campañas de sensibilización en donde contratan “artistas”, “payasos” y/o “teatreros” para que vayan por la ciudad hablando sobre el pastuso buena papa? Ay noooo, ¡menos! Ese tipo de campañas al parecer solo sirve para incrementar la corrupción. A las personas no les queda absolutamente nada porque contratan unos pelagatos por cuatro pesos, vuelve y juega, para cumplir con el proyecto. Y así seguimos sin tener en cuenta la necesidad real, crear para transformar. Esas campañas dieran resultado si se les invierte capital a los artistas y a sus obras y poder realizar algo de absoluta calidad, logrando de esta manera un verdadero impacto en la comunidad.
Pero, al pastuso buena papa jamás se le quitará el glifosato de la lengua si no empieza por lo primero: AMAR Y VALORAR LA TIERRA DONDE NACIÓ y segundo: CREER QUE PASTO Y LOS PASTUSOS REALMENTE PODEMOS SER UNA REGIÓN PROSPERA SIN NECESIDAD DE PASAR POR ENCIMA DE NADIE. Estas dos cositas van de la mano.
Sentirse orgulloso solo cuando Nariño le gana a Uribe en las votaciones cada cuatro años no es. Puede ser un inicio pero no lo es todo. Creo rotundamente que valorar lo nuestro es empezar creyendo en el potencial artístico y cultural que hay en la región. Apoyar procesos que trascienden la “proyectitis aguda” en el que está sumergido el arte y potencializar la industria cultural. Pero creer en los procesos artísticos no significa pagarles cuatro pesos por una función, o pretender que somos limosneros y mucho menos pensar que los artista vivimos de respirar y no pagamos renta, alimentación, transporte, impuestos, servicios, salud, pensión y así tener el descaro de pedirnos obras, funciones, presentaciones gratis. Los artistas también poseemos necesidades.
Escarbando en lo profundo del meollo del asunto, los artistas, vuelve y juega, también tienen la culpa. No solamente porque son parte del pastuso promedio con lengua venenosa, envidia conjugada con ego y deseo de superación del súper yo, sino también porque le juegan sucio a sus compañeros y colegas. Ganar por encima de quien sea los proyectos me da derecho a bajarle el precio a mis obras, que al parecer son de pacotilla, con tal de sobrepasar a “M I C O M P E T E N C I A”. Que manía de ver a todos como competencia… paranoia infinita. Y debe ser así en todos los gremios como se dijo anteriormente. Sin embargo si ponemos en los “proyectos culturales” que se busca un cambio en la sociedad a través del arte, ¿COMO PUEDE SER POSIBLE QUE OCURRA ESTO? Análisis: o somos muy, demasiado hipócritas para aceptarlo o somos muy demasiado descarados. Aquí se ve el reflejo de que la “proyectitis aguda” nos está haciendo mal. La idea no es ganarle al otro. Es aceptar con convicción que el arte SI PUEDE CAMBIAR UN POCO LA SOCIEDAD. Esto se logrará si mostramos obras, funciones, presentaciones de calidad, si nos apoyamos en los procesos, si demostramos desde el gremio cultural que las cosas se pueden cambiar. Los artistas podemos ser el ejemplo para que Pasto cambie y evolucione. Sino, seguiremos siendo simplemente el pastuso buena papa… 

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